miércoles, 25 de septiembre de 2013

GUSTAVO BUENO: “Fujimori decidió que no debía haber cine en el Perú”

Aunque lo vemos más en televisión, el conocido actor analiza la cinematografía peruana actual,  desde su nutrida experiencia

Muchos lo recuerdan por su frase “¿Qué me mira cadete? ¿Quiere una fotografía mía calato?” A sus 61 años, continúa imparable y cumpliendo diversos papeles actorales. Gustavo Bueno pasó por el teatro, la televisión y el cine en sus más de 30 años de vida artística. La recordada película “La Ciudad y los Perros” no solo fue su debut sino que lo catapultó como uno de los personajes que más participaciones ha tenido en las pantallas. Lo visitamos en su hogar y compartió con nosotros su larga trayectoria como actor, entre otras cosas más.

Por: Alexander Gutiérrez A.

Foto: Giancarlo Montes

¿Cómo así llega a incursionar en el séptimo arte?
Eso se dio por razones de trabajo. En el mundo de la ficción ya había incursionado antes en televisión, solo que aparecieron proyectos, pensaron que yo podía hacerlos y así entré al cine. Cierto, el cine tiene un efecto muy fuerte en el público. En los 70 y 80 arranca toda una racha de películas con “Pancho” Lombardi, que tuvo mucha receptividad en el público, además fueron importantes en la incipiente industria cinematográfica peruana. Esta racha se debió también a las circunstancias políticas, por los temas que abordaba; por lo bien construida que estaban las historias, como “La Boca del Lobo”. Siempre el cine de Lombardi tuvo un cariz de crítica frente a los problemas sociales y políticos del Perú.

¿“La ciudad y los perros” fue el inicio para incursionar en el mundo del cine y darle la oportunidad de realizar diversas películas en adelante?
Sí, me dio mucha popularidad. Puso en relieve mi trabajo actoral en un medio que a mí me encanta, el medio cinematográfico. Después de eso, he hecho innumerable películas, cortos, largos; incluso para el extranjero. Ha sido una carrera interesante. El cine tiene su cosa especial. Se tiene que trabajar muy bien porque lo que se hace queda; ya no se puede cambiar, pero en el teatro tienes la oportunidad de cambiar las cosas. Es una cosa fascinante porque tienes gente adelante. Creo que todo actor debe pisar en algún momento las tablas. Eso es lo que le confiere el nivel actoral. Uno se llama actor cuando pisas las tablas, creo.

Foto: Giancarlo Montes

Antes rodar películas  era un proceso muy complejo ¿cómo lo ve ahora?
Ahora es más sencillo porque se graba y se puede ver el resultado rápidamente. Antes, cuando se filmaba con cinta, celuloide, solo podías saber el resultado después de haberlo revelado; entonces se tomaban todos los cuidados en la iluminación, la preparación de la cena, para que no se desperdiciara celuloide. El director tomaba, realmente, todas sus precauciones; los actores también, para que el resultado sea bueno. Ahora, por razones artísticas, las cosas demoran. Lo que más demora es la fotografía, siempre.

Usted ha vivido diversas etapas del cine en nuestro país ¿Cómo era en los tiempos de Fujimori? ¿Qué ocurrió en esos tiempos?
Simplemente, Fujimori decidió que no debía haber cine en el Perú, junto con Boloña. Habían copado televisión y diarios. Lo única ventana crítica a la dictadura, que se le escapaba, era el cine. Se basaron en una Ley donde no cabían las exoneraciones tributarias y la Ley de Exhibición Obligatoria, favorecía eso. Finalmente, Boloña confesó, años después y delante mío cuando era candidato presidencial, que todo lo que querían era que la gente tenga libertad de elegir. En todos los países del mundo hay leyes que protegen, como Francia, su cine. Lo amparan, lo impulsan frente a la desigual competencia que tienen con Norteamérica. Esta Ley no dañaba a nadie, la que favorecía al cine peruano, solo permitía que las películas se exhibieran en los cines durante 10 minutos. Había el corto, que se había hecho parte de la función. Los dueños de cine estaban de acuerdo, a los que nunca les gustó la norma fueron los exhibidores porque representan a los distribuidores de las transnacionales. Creo que  Fujimori quería cerrar la ventana que le impedía ser feliz, entonces cerró el cine.

Foto: Giancarlo Montes

 ¿Cuáles fueron las consecuencias al haberse tomado esa medida?
El cortometraje se podía haber exhibido en los cines. Es la mejor cantera de cineastas en el mundo. Hacer un relato de 10 o 15 minutos no es fácil. ¿Te imaginas la cantidad de cineastas que hubiéramos tenido ahora sino se hubiese interrumpido la Ley de Exhibición Obligatoria? Tendríamos una industria fílmica con muchos directores, trabajos para actores, un montón de gente. Yo creo que hubo un envilecimiento de parte del espectador peruano con los programas que salen de “realitys”. Ahora hay cierto cambio de gustos. Hace 20 años me parecía más culta la población que ahora. Es más facilista; la televisión es más torpe. No hemos educado al público con un cine distinto, no se ve cine europeo, solo estamos dominados por la industria norteamericana.

Ya casi para finalizar, cuáles son sus proyecciones en el cine.
Cada año y medio hago una película, pero en este caso, es más difícil concretarlas en el tiempo porque me demanda mucho la televisión. Los productores tienen que adecuarse al tiempo que yo tengo. La película es demasiado demandante al papel que me quieran otorgar, pero aun así me he dado tiempo, a veces, hasta los fines de semana. Por ello, los productores se adaptan y eso me ha permitido que siempre siga haciendo películas.

Una última pregunta ¿Cómo le gustarían que lo recuerden?

Como buena persona. No tengo ni una otra aspiración…Y como buen actor.




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