Aunque lo vemos más en televisión, el conocido actor analiza la cinematografía peruana actual, desde su nutrida experiencia
Muchos lo
recuerdan por su frase “¿Qué me mira cadete? ¿Quiere una fotografía mía
calato?” A sus 61 años, continúa imparable y cumpliendo diversos papeles
actorales. Gustavo Bueno pasó por el teatro, la televisión y el cine en sus más
de 30 años de vida artística. La recordada película “La Ciudad y los Perros” no
solo fue su debut sino que lo catapultó como uno de los personajes que más
participaciones ha tenido en las pantallas. Lo visitamos en su hogar y
compartió con nosotros su larga trayectoria como actor, entre otras cosas más.
Por: Alexander Gutiérrez A.
Foto: Giancarlo Montes
¿Cómo así llega a incursionar en el séptimo arte?
Eso se dio por razones de trabajo. En el mundo de
la ficción ya había incursionado antes en televisión, solo que aparecieron
proyectos, pensaron que yo podía hacerlos y así entré al cine. Cierto, el cine
tiene un efecto muy fuerte en el público. En los 70 y 80 arranca toda una racha
de películas con “Pancho” Lombardi, que tuvo mucha receptividad en el público,
además fueron importantes en la incipiente industria cinematográfica peruana.
Esta racha se debió también a las circunstancias políticas, por los temas que
abordaba; por lo bien construida que estaban las historias, como “La Boca del
Lobo”. Siempre el cine de Lombardi tuvo un cariz de crítica frente a los
problemas sociales y políticos del Perú.
¿“La
ciudad y los perros” fue el inicio para incursionar en el mundo del cine y
darle la oportunidad de realizar diversas películas en adelante?
Sí, me dio mucha popularidad. Puso en relieve mi
trabajo actoral en un medio que a mí me encanta, el medio cinematográfico.
Después de eso, he hecho innumerable películas, cortos, largos; incluso para el
extranjero. Ha sido una carrera interesante. El cine tiene su cosa especial. Se
tiene que trabajar muy bien porque lo que se hace queda; ya no se puede cambiar,
pero en el teatro tienes la oportunidad de cambiar las cosas. Es una cosa
fascinante porque tienes gente adelante. Creo que todo actor debe pisar en
algún momento las tablas. Eso es lo que le confiere el nivel actoral. Uno se
llama actor cuando pisas las tablas, creo.
Foto: Giancarlo Montes
Antes
rodar películas era un proceso muy
complejo ¿cómo lo ve ahora?
Ahora es más sencillo porque se graba y se puede
ver el resultado rápidamente. Antes, cuando se filmaba con cinta, celuloide,
solo podías saber el resultado después de haberlo revelado; entonces se tomaban
todos los cuidados en la iluminación, la preparación de la cena, para que no se
desperdiciara celuloide. El director tomaba, realmente, todas sus precauciones;
los actores también, para que el resultado sea bueno. Ahora, por razones
artísticas, las cosas demoran. Lo que más demora es la fotografía, siempre.
Usted ha vivido diversas etapas
del cine en nuestro país ¿Cómo era en los tiempos de Fujimori? ¿Qué ocurrió en
esos tiempos?
Simplemente, Fujimori decidió que no debía haber
cine en el Perú, junto con Boloña. Habían copado televisión y diarios. Lo única
ventana crítica a la dictadura, que se le escapaba, era el cine. Se basaron en
una Ley donde no cabían las exoneraciones tributarias y la Ley de Exhibición Obligatoria,
favorecía eso. Finalmente, Boloña confesó, años después y delante mío cuando
era candidato presidencial, que todo lo que querían era que la gente tenga
libertad de elegir. En todos los países del mundo hay leyes que protegen, como
Francia, su cine. Lo amparan, lo impulsan frente a la desigual competencia que
tienen con Norteamérica. Esta Ley no dañaba a nadie, la que favorecía al cine
peruano, solo permitía que las películas se exhibieran en los cines durante 10
minutos. Había el corto, que se había hecho parte de la función. Los dueños de
cine estaban de acuerdo, a los que nunca les gustó la norma fueron los
exhibidores porque representan a los distribuidores de las transnacionales.
Creo que Fujimori quería cerrar la
ventana que le impedía ser feliz, entonces cerró el cine.
Foto: Giancarlo Montes
¿Cuáles fueron las consecuencias al haberse
tomado esa medida?
El cortometraje se podía haber exhibido en los
cines. Es la mejor cantera de cineastas en el mundo. Hacer un relato de 10 o 15
minutos no es fácil. ¿Te imaginas la cantidad de cineastas que hubiéramos
tenido ahora sino se hubiese interrumpido la Ley de Exhibición Obligatoria?
Tendríamos una industria fílmica con muchos directores, trabajos para actores,
un montón de gente. Yo creo que hubo un envilecimiento de parte del espectador peruano
con los programas que salen de “realitys”. Ahora hay cierto cambio de gustos.
Hace 20 años me parecía más culta la población que ahora. Es más facilista; la
televisión es más torpe. No hemos educado al público con un cine distinto, no
se ve cine europeo, solo estamos dominados por la industria norteamericana.
Ya
casi para finalizar, cuáles son sus proyecciones en el cine.
Cada año y medio hago una película, pero en este
caso, es más difícil concretarlas en el tiempo porque me demanda mucho la
televisión. Los productores tienen que adecuarse al tiempo que yo tengo. La
película es demasiado demandante al papel que me quieran otorgar, pero aun así
me he dado tiempo, a veces, hasta los fines de semana. Por ello, los
productores se adaptan y eso me ha permitido que siempre siga haciendo
películas.
Una última pregunta ¿Cómo le
gustarían que lo recuerden?
Como buena persona. No tengo ni una otra aspiración…Y como buen actor.