miércoles, 25 de julio de 2012

UN SUEÑO DE LA REALIDAD QUE NO SOÑABA


Despertó y estaba llorando. Las lágrimas le caían incesablemente, mojaba su bata y su mejilla estaba roja como las rosas al amanecer. Las sábanas se encontraban en el piso y no entendía porqué. Trató de volver a sus sueños y se asustó. Recordó que tenía sangre en las manos; esa sangre caliente y muy roja que emana el hombre al ser asesinado. Trató de levantarse y ponerse sus pantuflas, empezó a caminar, tratando de olvidar esta pesadilla. Todo estaba oscuro. Al llegar a la puerta, alzó su mano para encender la luz, sin saber que esa claridad le mostraría una realidad que no era un sueño.

Su cama estaba llena de sangre, las paredes, el piso, la puerta y sus delicadas manos. ¡No podía creerlo! , no entendía si estaba soñando o era realidad lo que vivía. Lloró con mayor intensidad, con dolor y confusión. Trató de cerrar muy fuerte los ojos y derrepente poder despertar, confirmando así que todo era solo un sueño. No lo logró. Desesperada, salió de casa con su pijama y pantuflas puestas; corrió por toda la calle hasta llegar a la laguna Azul. Hacía frío, estaba nublado y el paisaje estaba casi oscuro. Seguía llorando, llorando hasta que se secaron las lágrimas.

Sentada ella, vio algo flotando en la laguna: Era su amado, quién estaba muerto.
Pensó estar loca, que él no era su amado, sino otra persona; tenía tanto dolor y confusión en un mismo momento que le dieron ganas se suicidarse. Y así fue, se levantó y regresó a casa, con frío, asustada y medio extraviada. Al llegar a su hogar, se fue inmediatamente a la cocina, en busca del bendito cuchillo con que se mata a los animales perversos. Buscó en la mesa, entre los cubiertos, los platos. No lo encontró.

Pasó algo insólito, se quedó nublada, cegada, pasmada, como si el tiempo se hubiese detenido y todo estuviese en girando a su alrededor: Había recordado algo más de su sueño. Volvió a llorar y se dirigió a su cuarto, con los brazos caídos, con el corazón adolorido. Al llegar, encontró el cuchillo en su cama, increíblemente. Había entendido lo que hizo en realidad. Mató a su amado por temor a que la abandone. La laguna Azul era el lugar donde lo mató porque ahí surgió el amor. Luego de asesinarlo, volvió a casa, fue a la cocina, cogió el cuchillo y terminó suicidándose en su cama.

Nicole sabía que estaba muerta y lo que era real fue su alma, que deambulaba en busca de su amor que nunca la dejó, sino que ella quiso tenerlo para siempre.




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